Por Nayib
Los estudiosos Whitaker y Jordan han distinguido cinco categorías descriptivas del nacionalismo según los grupos sociales que articulan cada una de ellas: 1) el nacionalismo rural tradicional, una especie de nacionalismo nostálgico que se opone a la influencia cultural externa y mientras más lejana peor; 2) el nacionalismo de la vieja burguesía defendido por la clase media tradicional y vinculada al liberalismo político y económico; 3) el nacionalismo neoburgues de las nuevas clases medias que constituyen la burguesía nacional, el cual se manifiesta como nacionalismo económico acentuando el papel del capital y de la empresa privada, pero oponiéndose a la inversión extranjera; 4) el nacionalismo populista, vinculado con las concepciones social revolucionarias; y finalmente, 5) el nacionalismo nasserista (Velasquista), también relacionado con concepciones social revolucionarias pero sostenido principalmente por los militares.
Kalman H. Silvert propone tres categorías funcionales para caracterizar el nacionalismo: 1) nacionalismo como patriotismo, 2) el nacionalismo como valor social que determina la lealtad del ciudadano con el Estado; y, 3) el nacionalismo como ideología, que instrumentaliza los símbolos y las metas nacionales convirtiéndolos en acción política para el enaltecimiento de la nación.
Hasta acá hemos utilizado los términos nación y nacionalismo de manera indistinta y sin embargo tienen diferentes definiciones. Una buena disquisición nos la proporciona el historiador Luis Millones: Nación implica comunidad de cultura, conciencia de pertenencia, proyecto común y relación con un territorio, entidad con la que se identifican espontáneamente un conjunto de personas con el Estado - definido como el poder político y administrativo unificado, soberano, sobre un territorio limitado, que se reserva en para sí el monopolio de la violencia legítima-; esta identificación del Estado con la nación es una invención moderna, que conllevó a la unificación de semejantes, a la comunidad imaginada[1], en el Estado Nación soberano, mediante el estatus de ciudadanía reconocido por un contrato social producto de la voluntad general, que establecía igualdad de derechos y deberes. Ahora bien, por nacionalismo entiende a la ideología que sustenta las siguientes proposiciones: 1) Nación y Estado deben coincidir, 2) el Estado Nación es soberano y no admite ni comparte ningún poder ajeno a él y 3) el Estado-nación es una unidad colectiva que realiza valores superiores comunes a todos sus miembros[2].
Hans Konh hace un juicio de valor al otorgar la cualidad positiva al nacionalismo cívico territorial occidental, y negativa al nacionalismo étnico cultural oriental; soslayando la importancia que tuvo para occidente cierta unidad étnica y cultural para el desarrollo del nacionalismo que él valora como positivo. Aplicando la lógica Si para H el nacionalismo étnico cultural es negativo y Europa fundamenta su porvenir en este tipo de nacionalismo entonces la inferencia es contradictoria.
El sociólogo hindú Partha Chatterjee desarrolla una interpretación del nacionalismo desde el enfoque del origen colonial de carácter occidental. Nuestros países latinoamericanos y caribeños hemos construido el carácter nacional de un modo diferente a las metrópolis, mientras en occidente el nacionalismo fue formado apelando a categorías propias del desarrollo occidental, en América esto ocurrió refiriéndose a la diferencia, es decir en base a la tradición, o particularidad, del pasado histórico. Conceptos universales como ciudadanía, democracia o sociedad civil no tuvieron referentes autóctonos y por eso produce un desencuentro muy fuerte. ¿Qué contenidos llenan el concepto de nación para latitudes como la India, África, Asia y América colonizadas? Sin duda son más heterogéneos que las categorías impuestas por occidente y desde un criterio universal. Además, plantea que en nuestras latitudes la llamada sociedad civil, no es tal debido a la exclusión de las mayorías en el ejercicio de los derechos ciudadanos y que, por lo tanto se está dando el fenómeno de sociedad política, porque los más ahora exigen, mediante el reclamo, y quizá de modo fragmentado, más participación en el poder, la economía, la educación, el trabajo, etc.
[1] La nación es una comunidad política imaginada como inherentemente limitada. Es imaginada porque los miembros de la nación aun la más pequeña no conocerán a la mayoría de sus compatriotas, limitada porque ninguna se imagina con las dimensiones de la humanidad, y son soberanas porque surgió en la época en la que la revolución y la ilustración acababan con la legitimidad monárquica y la jerarquía. Benedict Anderson. Comunidades Imaginadas. FCE. México, 1991.
[2] Luis Millones. Estado Plural, pluralidad de culturas. (México: Paidos, 1998), 13-62.
Los estudiosos Whitaker y Jordan han distinguido cinco categorías descriptivas del nacionalismo según los grupos sociales que articulan cada una de ellas: 1) el nacionalismo rural tradicional, una especie de nacionalismo nostálgico que se opone a la influencia cultural externa y mientras más lejana peor; 2) el nacionalismo de la vieja burguesía defendido por la clase media tradicional y vinculada al liberalismo político y económico; 3) el nacionalismo neoburgues de las nuevas clases medias que constituyen la burguesía nacional, el cual se manifiesta como nacionalismo económico acentuando el papel del capital y de la empresa privada, pero oponiéndose a la inversión extranjera; 4) el nacionalismo populista, vinculado con las concepciones social revolucionarias; y finalmente, 5) el nacionalismo nasserista (Velasquista), también relacionado con concepciones social revolucionarias pero sostenido principalmente por los militares.
Kalman H. Silvert propone tres categorías funcionales para caracterizar el nacionalismo: 1) nacionalismo como patriotismo, 2) el nacionalismo como valor social que determina la lealtad del ciudadano con el Estado; y, 3) el nacionalismo como ideología, que instrumentaliza los símbolos y las metas nacionales convirtiéndolos en acción política para el enaltecimiento de la nación.
Hasta acá hemos utilizado los términos nación y nacionalismo de manera indistinta y sin embargo tienen diferentes definiciones. Una buena disquisición nos la proporciona el historiador Luis Millones: Nación implica comunidad de cultura, conciencia de pertenencia, proyecto común y relación con un territorio, entidad con la que se identifican espontáneamente un conjunto de personas con el Estado - definido como el poder político y administrativo unificado, soberano, sobre un territorio limitado, que se reserva en para sí el monopolio de la violencia legítima-; esta identificación del Estado con la nación es una invención moderna, que conllevó a la unificación de semejantes, a la comunidad imaginada[1], en el Estado Nación soberano, mediante el estatus de ciudadanía reconocido por un contrato social producto de la voluntad general, que establecía igualdad de derechos y deberes. Ahora bien, por nacionalismo entiende a la ideología que sustenta las siguientes proposiciones: 1) Nación y Estado deben coincidir, 2) el Estado Nación es soberano y no admite ni comparte ningún poder ajeno a él y 3) el Estado-nación es una unidad colectiva que realiza valores superiores comunes a todos sus miembros[2].
Hans Konh hace un juicio de valor al otorgar la cualidad positiva al nacionalismo cívico territorial occidental, y negativa al nacionalismo étnico cultural oriental; soslayando la importancia que tuvo para occidente cierta unidad étnica y cultural para el desarrollo del nacionalismo que él valora como positivo. Aplicando la lógica Si para H el nacionalismo étnico cultural es negativo y Europa fundamenta su porvenir en este tipo de nacionalismo entonces la inferencia es contradictoria.
El sociólogo hindú Partha Chatterjee desarrolla una interpretación del nacionalismo desde el enfoque del origen colonial de carácter occidental. Nuestros países latinoamericanos y caribeños hemos construido el carácter nacional de un modo diferente a las metrópolis, mientras en occidente el nacionalismo fue formado apelando a categorías propias del desarrollo occidental, en América esto ocurrió refiriéndose a la diferencia, es decir en base a la tradición, o particularidad, del pasado histórico. Conceptos universales como ciudadanía, democracia o sociedad civil no tuvieron referentes autóctonos y por eso produce un desencuentro muy fuerte. ¿Qué contenidos llenan el concepto de nación para latitudes como la India, África, Asia y América colonizadas? Sin duda son más heterogéneos que las categorías impuestas por occidente y desde un criterio universal. Además, plantea que en nuestras latitudes la llamada sociedad civil, no es tal debido a la exclusión de las mayorías en el ejercicio de los derechos ciudadanos y que, por lo tanto se está dando el fenómeno de sociedad política, porque los más ahora exigen, mediante el reclamo, y quizá de modo fragmentado, más participación en el poder, la economía, la educación, el trabajo, etc.
[1] La nación es una comunidad política imaginada como inherentemente limitada. Es imaginada porque los miembros de la nación aun la más pequeña no conocerán a la mayoría de sus compatriotas, limitada porque ninguna se imagina con las dimensiones de la humanidad, y son soberanas porque surgió en la época en la que la revolución y la ilustración acababan con la legitimidad monárquica y la jerarquía. Benedict Anderson. Comunidades Imaginadas. FCE. México, 1991.
[2] Luis Millones. Estado Plural, pluralidad de culturas. (México: Paidos, 1998), 13-62.
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