Por: Héctor Huerto Vizcarra
4. Las deudas de Leguía.-
Con la llegada de un nuevo siglo, el segundo gobierno de Leguía se caracterizó por abrir el mercado nacional a las inversiones extranjeras, sobre todo provenientes de Estados Unidos. De igual manera, durante su gobierno se solicitaron préstamos en el exterior para financiar diversas obras públicas; todas estas inversiones estimularon el crecimiento de la burocracia estatal, según Caravedo. Según Margarita Guerra, el monto de la deuda externa peruana, después de su largo periodo de mandato, ascendió de 60 millones a 800 millones.[1] La importancia de este periodo en la historia de la deuda externa es notoria. En la década del 30 y durante el gobierno del general Benavides, el Perú entró nuevamente en una nueva moratoria de pagos.
5. Militarismo y la crisis de los 80.-
Durante el gobierno del general Velasco, y posteriormente de Morales Bermúdez, el gobierno emprende una política de enorme gasto en adquisiciones militares. Para ello, es necesario mucho capital, lo cual se logra mediante préstamos en el extranjero. Esta política de préstamos solo es posible en una coyuntura internacional en la cual las bancas financieras tenían necesidad por encontrar nuevos mercados en donde invertir porque los mercados de los países del llamado primer mundo, se hallaban saturados. De esta manera, la deuda externa peruana fue creciendo: en 1973 teníamos una deuda de 4 132 millones de dólares, para pasar a tener en 1979 una deuda de 9 334 millones de dólares.[2] Se había más que duplicado. Para entonces una fuerte crisis económica se iba evidenciando en nuestro país, de tener una inflación de 4.2% en 1972, para 1979 teníamos una inflación del 66.7%.
Era evidente que el retorno a la democracia no iba a solucionar de golpe esta crisis que se acercaba. En esas circunstancias el pago de la deuda externa era realmente asfixiante y perjudicaba todo tipo de inversión social. En 1981 se recurre a un préstamo para la compra de dos motonaves: el Mantaro y el Pachitea; las cuales se malograron en 1984 sin haber entrado nunca en actividad para el país. Esto realmente fue un caso escandaloso de corrupción y malos manejos.
Para ese mismo año, se deja de pagar la deuda externa, la cual se volverá a pagar durante el gobierno siguiente, el de Alan García. Este gobierno mantendrá una postura crítica frente a la deuda externa en el plano internacional, aunque no será una política consistente y lo único que consigue es que se genere una desconfianza hacia el país por parte de los organismos de crédito mundiales. Para 1990 la deuda externa total, que incluye la deuda que tiene el Estado así como la que tienen las empresas y bancos peruanos, llegaba a 22 856 millones de dólares.[3]
[1] Comunicación personal.
[2] Carlos Parodi. Perú 1960-2000: políticas económicas y sociales en entornos cambiante, p. 140 Estas cifras se refieren a la deuda externa total, que incluye la pública y la de entidades privadas. Según el MEF solo la deuda pública externa en 1970 llegaba a 945 millones de dólares; en 1973 a 1491 millones de dólares; en 1979 a 5764 millones de dólares. La deuda con el Club de París, en el lapso de 1970 a 1979, creció 8 veces, mientras que la deuda con la Banca Internacional creció 11 veces al valor que tenía en 1970.
[3] Solo la deuda externa pública llegaba en ese año a los 18 934 millones de dólares.
4. Las deudas de Leguía.-
Con la llegada de un nuevo siglo, el segundo gobierno de Leguía se caracterizó por abrir el mercado nacional a las inversiones extranjeras, sobre todo provenientes de Estados Unidos. De igual manera, durante su gobierno se solicitaron préstamos en el exterior para financiar diversas obras públicas; todas estas inversiones estimularon el crecimiento de la burocracia estatal, según Caravedo. Según Margarita Guerra, el monto de la deuda externa peruana, después de su largo periodo de mandato, ascendió de 60 millones a 800 millones.[1] La importancia de este periodo en la historia de la deuda externa es notoria. En la década del 30 y durante el gobierno del general Benavides, el Perú entró nuevamente en una nueva moratoria de pagos.
5. Militarismo y la crisis de los 80.-
Durante el gobierno del general Velasco, y posteriormente de Morales Bermúdez, el gobierno emprende una política de enorme gasto en adquisiciones militares. Para ello, es necesario mucho capital, lo cual se logra mediante préstamos en el extranjero. Esta política de préstamos solo es posible en una coyuntura internacional en la cual las bancas financieras tenían necesidad por encontrar nuevos mercados en donde invertir porque los mercados de los países del llamado primer mundo, se hallaban saturados. De esta manera, la deuda externa peruana fue creciendo: en 1973 teníamos una deuda de 4 132 millones de dólares, para pasar a tener en 1979 una deuda de 9 334 millones de dólares.[2] Se había más que duplicado. Para entonces una fuerte crisis económica se iba evidenciando en nuestro país, de tener una inflación de 4.2% en 1972, para 1979 teníamos una inflación del 66.7%.
Era evidente que el retorno a la democracia no iba a solucionar de golpe esta crisis que se acercaba. En esas circunstancias el pago de la deuda externa era realmente asfixiante y perjudicaba todo tipo de inversión social. En 1981 se recurre a un préstamo para la compra de dos motonaves: el Mantaro y el Pachitea; las cuales se malograron en 1984 sin haber entrado nunca en actividad para el país. Esto realmente fue un caso escandaloso de corrupción y malos manejos.
Para ese mismo año, se deja de pagar la deuda externa, la cual se volverá a pagar durante el gobierno siguiente, el de Alan García. Este gobierno mantendrá una postura crítica frente a la deuda externa en el plano internacional, aunque no será una política consistente y lo único que consigue es que se genere una desconfianza hacia el país por parte de los organismos de crédito mundiales. Para 1990 la deuda externa total, que incluye la deuda que tiene el Estado así como la que tienen las empresas y bancos peruanos, llegaba a 22 856 millones de dólares.[3]
[1] Comunicación personal.
[2] Carlos Parodi. Perú 1960-2000: políticas económicas y sociales en entornos cambiante, p. 140 Estas cifras se refieren a la deuda externa total, que incluye la pública y la de entidades privadas. Según el MEF solo la deuda pública externa en 1970 llegaba a 945 millones de dólares; en 1973 a 1491 millones de dólares; en 1979 a 5764 millones de dólares. La deuda con el Club de París, en el lapso de 1970 a 1979, creció 8 veces, mientras que la deuda con la Banca Internacional creció 11 veces al valor que tenía en 1970.
[3] Solo la deuda externa pública llegaba en ese año a los 18 934 millones de dólares.
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