16.8.08

¿Salida o exclusión? El sector informal en el discurso político peruano 1984-2006 (II)

Por Claire Wright


En la primera parte de este post, se identificaron las principales aproximaciones teóricas al sector informal. El objetivo de esta segunda parte es de identificar cuáles elementos han sido incorporados en el discurso político peruano entre 1984 y 2006. A continuación, se analizan las reformas realizadas durante este período para luego hacer hincapié en la campaña electoral de 2006[1].




A principios de los 80, el ILD realizó una campaña masiva sobre la problemática de la informalidad en Perú, como consecuencia de la cual llegó a la agenda política. Con el apoyo de Belaúnde Terry, el ILD propuso una ley de procedimiento que dictaba que todas las leyes tenían que ser publicadas primero como anteproyectos para poder realizar un debate público. Para Hernando de Soto, el primer paso en la solución del sector informal era la incorporación de la ciudadanía antes de realizar reformas más específicas. Sin embargo, los ministros no respetaron la nueva normatividad y el primer intento de reforma se fracasó. Aún así, se puede hablar de un logro simbólico al poner un problema clave en la agenda: el divorcio entre el Estado y la ciudadanía.

A partir de 1986, bajo la primera administración de García y luego con Fujimori, el ILD logró realizar toda una serie de reformas. Entre 1988 y 1995, el ILD fue gestor de 400 propuestas, leyes y cambios legales. A pesar del aparente éxito de estas reformas el proceso se estancó en 1996. En gran parte, esta ruptura se debe al protagonismo de Hernando de Soto en la política nacional y el alcance de las reformas que muchas veces querían ir más allá de lo económico (por ejemplo un programa de amnistía para prisioneros sin justicia). Entonces, la segunda generación de reformas ofrece un balance mixto. Para nosotros hay dos conclusiones importantes: i) la importancia de la creación de conciencia y la participación ciudadana en el proceso y ii) la convicción de que la mejor manera de solucionar el problema de la informalidad empieza desde el sector informal más que desde el sector formal.

El balance de las reformas laborales bajo Fujimori entre 1995 y 2001 es muy mixto. Por una parte, seguía con los elementos centrales de la propuesta del ILD, que se centraban en el paso de la informalidad a la formalidad. Por otra parte, se buscaba igualmente la creación del empleo desde el sector formal. Sin embargo, gran parte de esta segunda estrategia se basaba en la precariedad y la flexibilidad del empleo, lo cual va en contra de la lógica de fomentar el empleo estable en el sector formal y entonces también se basa en los aportes del enfoque más neoliberal.

En el período post Fujimori entre 2001 y 2006, la cuestión del sector informal seguía siendo central en la política peruana. Con la fundación del Ministerio de Trabajo y Promoción de empleo y más programas de creación de empleo, se notaba una continuación con el programa de Fujimori, aunque también se trataba de salvaguardar los derechos labores y buscar mejoras en la economía orientadas hacia la producción de empleos estables. Aún así, se seguía pensando en las PYMEs (reguladas y no reguladas) como una fuente principal de trabajo en el país y así demostraba una continuidad con las primeras teorías de Hernando de Soto en El otro sendero (1989).

De acuerdo con todo lo expuesto hasta este momento, parece evidente que el discurso político en Perú, en vez de sufrir cambios radicales relativos al problema del sector informal, se haya ido incorporando nuevos elementos tales como los programas de fomento de empleo y la formación de la población activa, además de las teorías tradicionales del ILD sobre las restricciones legales, la creación de conciencia etcétera.


En su informe “¿Qué plantean los candidatos para los 3 millones de trabajadores informales del Perú?”, Transparencia Perú ofrece dos datos muy útiles: primero, la importancia otorgada al tema del sector informal en la prensa en la campaña electoral del 2006 y segundo, las diferentes posturas adoptadas por los partidos políticos.

En cuanto al primer elemento, es interesante destacar que entre un 7 y 8% de las propuestas por los partidos políticos tenían que ver con el empleo. Además, en la prensa escrita el tema del sector informal fue el elemento más destacado dentro del campo del empleo, representando un 45,67% de las propuestas comunicadas por esta vía.

Luego, en cuanto a las diferentes posturas adoptadas por los partidos políticos, es interesante destacar que como principal manera de reducir el sector informal, 13 partidos identificaron la fomentación de PYMES; 7 partidos propusieron la simplificación de los trámites para la legalización de las empresas informales; 4 partidos buscaron aumentar el empleo en sectores formales; y 1 partido hizo hincapié en los créditos y la capacitación de los trabajadores (el Partido Socialista).

¿Qué conclusiones se destacan como resultado del análisis realizado en este estudio? En la primera parte, se estableció una tipología de enfoques teóricos que tratan a la informalidad tanto como un resultado como una causa de la pobreza. Los enfoques son el neoliberal/enfocado hacia el sector informal; el estatista/enfocado hacia el sector formal; y el cultural. Es interesante observar que para autores como de Soto el sector informal pueda explicar unos pobres resultados macroeconómicos mientras que para economistas como García, el sector informal sea un resultado que se encuentra influida por pobres resultados macroeconómicos.

En el análisis realizado en la segunda parte, se buscó establecer qué aportes de los diferentes enfoques teóricos fueron incorporados en las políticas públicas y el discurso político en el período entre 1984 y 2006. Se encontró que a los aportes del marco neoliberal (tales como fomentar las PYMEs y agilizar los procesos burocráticos) se han ido sumando aportes del marco estatista (tales como la formación de los trabajadores y programas de fomento de empleo en el sector formal.)

Finalmente, el estudio sobre la campaña electoral del 2006 ha demostrado que la cuestión de la informalidad fue el tema principal dentro de la dimensión del empleo. En este sentido, los partidos políticos mostraban una marcada tendencia de hacer hincapié en los aportes del marco neoliberal (tales como las PYMES y la agilización de la burocracia) como solución al sector informal. Sólo un partido (de dieciséis) propuso créditos estatales y programas de formación profesional como mecanismos; y sólo tres partidos resaltaron la importancia de fomentar el empleo en el sector formal. Estos datos indican que en Perú el discurso original de Hernando de Soto todavía tiene mucho peso, en partidos que se ubican en puntos ideológicos muy diferentes. En este sentido, la siguiente afirmación de Salinas León parecía acertada tanto en 1984 como en 2006: “su mensaje ha logrado penetrar en la derecha, en la izquierda, en el centro, arriba, abajo, en todos lados.”[2]


[1] La información en esta sección proviene del ILD (s/f) “¿Qué hace el ILD?” http://www.ild.org.pe/, OIT (2003) “Perú: Propuesta de Programa Nacional de Trabajo Decente 2004-2006: Informe Preliminar”. Lima, Perú, 18 de diciembre y Transparencia (2006) “¿Qué plantean los candidatos para los 3 millones de trabajadores informales en el Perú” en Observatorio Regional Año2, nº 8 Lima, 16 de marzo 2006.
[2] Salinas León, Roberto (2004) “Vendiendo el sentido común.” [www.elcato.org]

Imágenes de http://www.dibusoft.com/ y www.cajalaboral.com

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