13.7.07

De la espada de Damocles al harakiri IV Parte: Leyendas Urbanas

Por: Héctor Huerto Vizcarra

Leyendas Urbanas.-

A pesar de la poca costumbre de leer que tiene el peruano promedio, existe una demanda por los libros, que es innegable. Esto puede evidenciarse en la existencia de vendedores de libros “pirata”, es decir falsificados, y en la labor que cumplen los vendedores de libros de viejo, o usados. Este mercado se nutre por las personas que imposibilitadas de pagar el precio de cierto libro en una librería, por sus altos costos, recurre a estas dos alternativas, como solución al problema de acceso a los mismos.

Según declaraciones de Germán Coronado en 1999, responsable de la Editorial Peisa, los vendedores piratas de libros (piratas son los vendedores y no los libros que se suelen ceñir al contenido original de la obra) facturan mucho más que el sector formal, llegando a vender hasta 3 veces más libros que ellos.[1] Usualmente se venden ilegalmente libros de autoayuda, que últimamente tienen un mercado ganado, y los llamados bestsellers, que mayormente carecen de calidad literaria. Cualquiera los puede ver a estos vendedores piratas transitando por las pistas de toda Lima, principalmente en los distritos denominados residenciales, ofertando su producto a precios realmente cómodos – la verdad es que para leer una novela calificada como bestseller, no pagaría el precio que me ponen en una librería formal–. Hay también los que piratean libros de buen gusto, pero son tan pocos, porque el buen gusto está en extinción en el Perú, que se debería incentivar su comercialización.

Los libros de viejo presentan una realidad distinta, aunque no del todo alejada de la informalidad y la piratería. Estos vendedores de libros de viejo están agrupados en la Cámara Popular del Libro, nombre provocativamente similar al gremio de las editoriales, creada en 1997 cuando se iba a efectuar su traslado de la Avenida Grau al Jirón Amazonas, donde ahora están ubicados. Estos “libreros” buscan diferenciarse de los “vendedores de libros” o “tratantes”, como se les llamaría en la época colonial, por su experiencia y conocimiento del negocio y el producto. Algunos de ellos incluso cuentan con educación superior.[2]

Aunque ellos afirman que prestan un servicio a la comunidad, al vender a precios cómodos libros escolares, de literatura, ciencias sociales, y otros rubros más, y poner al alcance de los sectores populares la adquisición de estos libros; ese no es más que un negocio al cual acceden mayoritariamente los miembros de las clases medias. Entonces surge una pregunta: ¿los pobres no compran ni leen libros? Como lamentablemente los libreros de viejo carecen de estadísticas de venta y no se puede almacenar información que nos permita develar tal misterio, la interrogante quedará sin respuesta. No solo de pan vive el hombre, pero menos lo hace comprando libros.

Un medio de distribución de libros de forma totalmente gratuita se puede encontrar gracias al internet. En este mundo virtual subsisten proyectos de digitalización de libros de distinta temática y autores, y estos proyectos responden a personas de diversas nacionalidades, e incluso, diferentes idiomas. En inglés, uno de los más importantes proyectos se denomina Gutenberg como el inventor de la imprenta. De igual manera, en español vale la pena resaltar uno de ellos, denominado simplemente como LibrosGratis (http://ar.groups.yahoo.com/group/librosgratis), que consta con un catálogo en word que sobrepasa las 1000 páginas, y que tiene un promedio de 40 libros o textos agregados al catalogo cada mes.

Entre los títulos sobresalen novelas de todo tipo, de renombrados y no tan nombrados autores, que ofrecen un mundo mágico al potencial lector. También se encuentran ensayos sobre política, historia y filosofía, que son pocos; y no están ausentes los afamados manuales de autoayuda. Incluso están digitalizados los libros de escritores contemporáneos, lo que en términos convencionales estaría violando la ley de los derechos de autor.

Los libros son digitalizados en formato word, pdf, txt o html, y pueden variar de distinta calidad: por ejemplo, El Vizconde de Bragelonne de Alejandro Dumas se encuentra pésimamente digitalizado y solo está disponible en formato pdf, que hace imposible su corrección. Así como existen comunidades de distribución e intercambio de libros, también las hay dedicadas a la digitalización de los mismos. Dentro de la red surge otro significado al concepto de autor: autor no solo es quien escribe el libro, sino también quien lo digitaliza. Aunque esto es realmente absurdo, provoca muy amargas e innecesarias disputas.

Este espacio de libertad y solidaridad planetaria no esta exento de peligros, llámese editoriales, que intentan que se cierren. Algo parecido le sucedió al Proyecto Espartaco en el 2004, página de digitalización y distribución de libros de literatura y política, aparentemente hecha en Chile. Cuando decidieron subir a la red el libro digitalizado de Naomi Klein, No logo: el poder de las marcas (¡hermosa ironía!), recibieron amenazas de una editorial española, cuyo nombre he sepultado ya en mi memoria; lo que obligó a que cerraran la página web para evitar mayores contratiempos. Previamente a esta denuncia le habían llegado dos más, al menos.

[1] citado en Aída Villanueva. El circuito informal de libros en el Perú: El caso de la Cámara Popular de Libreros del Jirón Amazonas, p. 11

[2] Aída Villanueva. El circuito informal de libros en el Perú: El caso de la Cámara Popular de Libreros del Jirón Amazonas. Consúltese este texto si se quiere leer una breve historia de los libreros del jirón Amazonas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo de los libreros de viejo me parece una muy buena alternativa, pero la pirateria es injusta porque le quitan ventas al autor quien con tanto esfuerzo logra publicar algo.

Pero como se cita en el post, es curioso que en el Perú a pesar de que no haya mucha gente lectora, sin embargo, se dé este fenómeno en la pirateria con los libros, aunque supongo que esto se debe a los bestseller.

Seguiré navegando más por este espacio que parece interesante.

Los invito a conocer mi blog.

http://ellashistoria.blogspot.com/

Saludos.

El Cantante dijo...

Marca, te transmito una inquietud.

¿Tú crees que (en el Perú) se lee más o menos que antes? Esto, porque leyendo tu post me vino a la mente el ensayo de Sartori Homo Videns donde, como sabemos, se postula que la era de la lectura ya fue...

¿Pero en qué medida esto es válido para una sociedad como la peruana, donde hace unos años nomás el porcentaje de analfabetismo era altísimo?

Bueno varón, esperando tu respuesta.

Héctor Huerto Vizcarra dijo...

Como siempre Cantante, pones el dedo en la llaga... es verdad, para un correcto análisis del libro y la lectura en el país no solo basta comparar la cantidad de libros impresos cada año, también hay que relacionarlos con otros datos como el de la alfabetización.

Por un lado, se presentan 1 caracteristica y 2 fenómenos que vienen a marcar este proceso: la caracteristica esta enfocada en la disminución de la produccion del libros en el pais, no tanto en cantidad sino en su relacion con la cantidad de habitantes, que va crecienco constantemente en el país.

Los fenomenos son, por otro lado, la inmensa produccion pirata de libros, que coloca al Peru en uno de los puestos más altos en AL, y el proceso, que analiza Sartori, de visualización de contenidos, que relega la lectura de libros o textos a un segundo plano. Evidentemente con los matices que quieras, pero que resulta un hecho real que se prefiere ver una pelicula que a leer un libro. Ahora, en nuestro caso, no se hasta que punto es posible afirmar que la tv le quito espacio al libro, cuando tu bien señalas, el Peru ha sido y es todavia, un pais con un alto numero de analfabetos.

Resumiendo... Idealmente, en el Perú no se está leyendo el mínimo necesario como para decir que la gente esta interesada en la lectura, sigue siendo el libro un objeto de culto de grupos reducidos. Sin embargo, es posible afirmar que si se lee mas que antes, y el indicador mas claro de ello es la producción de libros pirata, que demuestra que hay un mercado para esos libros en el país.

Otro tema es lo que se lee, pero en fin... de que se lee mas, se está leyendo más, pero con severas restricciones. Para acceder a una literatura más especializada es necesario contar con recursos económicos, por ende, las clases populares o se conforman con los bestsellers que se venden en la esquina o con las joyitas que se pueden encontrar en los libros de viejo...

Anónimo dijo...

Muchachos
Tengo un problema con el libro Homo Videns y es que me parecio que planteaba que las sociedades sin escritura no desarrollan su astracción y otras cualidades que el menciona, era muy eurocentrico para mi gusto y por ello no lo segui leyendo, tal vez por eso me equivoque.