21.9.08

Buscando una Identidad para dos perues (II parte)

Fuente: “Tahuantinsuyo: El Mundo de los Incas” Historia del Perú. Ed. LEXUS, 2000

Por: Marco Antonio Merino

En la primera parte de éste artículo nos preguntábamos si podíamos explicar el presente por el pasado, y concluíamos que el estudioso o el historiador no puede explicar el presente por el pasado en una relación determinista o de causa y efecto; porque su principal tarea será describir, lo más objetivamente, el pasado, y a lo sumo ensayara comprender e interpretar la estructura, la coyuntura o el acontecimiento histórico.
Después de esta primera respuesta nos preguntamos ¿Existe una identidad peruana? Para la realidad tan compleja -heterogénea, diversa y dinámica- de Perú resulta difícil tener una visión global que abarque la totalidad; y mas bien convendría una visión sintética, como reunión de todas las partes de un conjunto que interactúan entre sí, para el caso peruano de un modo no tan armónico u ordenado, y que estas relaciones no cumplan un determinado objeto o finalidad. Los elementos de esta nueva visión provendrían desde los espacios más pequeños, como el pueblito o villorrio, hasta regiones y alianzas internacionales; los tiempos de larga, mediana y corta duración; los hombres y su hábitat, la sociedad, el Estado, la Constitución, el Gobierno, las instituciones, las leyes y normas, el territorio, la ciencia y tecnología, etc.
Como apreciaran aún es difícil ensayar una respuesta si no nos preguntamos antes: ¿Qué fuimos como nación? Y aquí surge un gran debate, al que el historiador Paulo Drinot sindica como la esquizofrenia que caracteriza la conciencia histórica peruana -“el área en que la memoria colectiva, la escritura de la historia, y otras maneras de idear imágenes del pasado en la mente pública convergen”[1]-, producto de que la mayoría de peruanos se ve expuesta a varias meta narrativas históricas siempre contradictorias y algo simplistas, una de estas como la que suscita nuestra imagen: nativista/hispanista; que tienen poco que ver con la historiografía que hoy en día producen historiadores tanto peruanos como extranjeros.
Nuestro autor se pregunta: ¿Existe una “identidad historiográfica peruana”? Y sugiere como respuesta que recién algo semejante a una identidad historiográfica está germinando. Señala que en las últimas décadas los historiadores han empezado a reescribir la historia peruana y a producir una versión del pasado que, al superar las antiguas versiones maniqueas que tendían a interpretar la realidad sobre la base de una visión dicotómica y excluyente, está proporcionando uno de los elementos claves para la construcción de una conciencia colectiva más justa e incluyente.
La nueva meta narrativa produciría una conciencia histó­rica que reconozca la heterogeneidad y diversidad que caracteriza al Perú; que ayude a los peruanos a interactuar con su pasado de una manera más creativa, sin dejar de tomar en cuenta las fuerzas convergentes y divergentes que han moldeado y siguen moldeando a la nación peruana. Está por verse si esta meta narrativa producirá un Perú mejor, más justo, equitativo, y próspero; y del que todos los peruanos nos sintamos identificados.


[1] DRINOT, Paulo. Historiografía, Identidad Historiográfica y Conciencia. Histórica en el Perú Este ensayo se publicó originalmente, en inglés, en la revista Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe 15:1 (2004), pp. 65-88.

7.9.08

La escritura de los idiomas indígenas en el Perú y México (II)

Por: José Luis Igue

(Escribano indio o qillqaykamayoq según Guaman Poma, escribiendo en español. Hacer click para ampliación. Fuente: El sitio de Guaman Poma)


Como decíamos, una de las cosas que llama la atención al comparar la historia colonial del Perú y de México es que, en México, los idiomas indígenas hayan ido retrocediendo en favor del castellano, a pesar de que estos idiomas fueran incorporados a la burocracia colonial de manera frecuente. Todo lo contrario se dio en el Perú colonial, donde el quechua y el aymara quedaron excluidos de la documentación oficial, pero asentados firmemente en el habla cotidiana no sólo de la población indígena sino también de muchos criollos y mestizos.

Para explicar esta diferencia, podríamos considerar en primer lugar que, en la época prehispánica, los andinos no conocieron la escritura y los mesoamericanos sí. De modo que la presencia de intérpretes indios en la burocracia novohispana no habría significado tanto una ruptura como una adaptación de tradiciones prehispánicas, continuando una división social del trabajo que daba espacio a oficiales preparados en la redacción de documentos. Probablemente, algunos de los linajes nobles de burócratas indios que refiere Felipe Castro conservaban un oficio que ya poseían con desde antes a la conquista, como prerrogativa del señorío.

¿Y en el Perú? Las prerrogativas de señorío de la nobleza indígena también fueron reconocidas, pero no incluían una tradición letrada. La mnemotecnia andina —quipus, cantares, pinturas— fue (mal) traducida pero no incorporada a la burocracia colonial. Escribano significaba normalmente español. Y conforme fue avanzando el conocimiento que tuvieron los españoles de los idiomas nativos, el puesto de traductor oficial quedó de manera irreversible en manos de españoles, principalmente nacidos en América.

Ello marca una diferencia importante con México. Según Karttunen, hacia el último tercio del siglo XVI cada pueblo de importancia en el valle central de México ya contaba con —por lo menos— un escribano nativo, quien refrendaba y archivaba testamentos, compra-ventas y otras acciones legales de la comunidad, por lo general en idioma nahua (1). Asimismo, los archivos comunales recibían consultas de las cortes novohispanas en cuanto a mapas o traducciones de títulos antiguos. Pareciera que el resultado progresivo de esta continua incorporación de saberes e instituciones indígenas fue que los escribanos nahuas asimilaran los modos legales hispanos sin demasiado trauma. Todo ello habría facilitado la conversión de estos escribanos al castellano cuando las circunstancias sociales y económicas del dominio imperial así lo requirieron (2).

Los archivos andinos ofrecen al historiador un panorama sumamente distinto y asombroso. Al mero estilo de una novela arguediana, expedientes y hasta repositorios enteros han trasladado al castellano un mundo social hablado fundamentalmente en quechua y aymara. Se da el caso —no recomendado, pero tampoco desesperante— de poder investigar etnohistoria andina sin saber ni el manam kanchu. Cosa más difícil para el México colonial. Propongo imaginar todo lo que ello implica para la vida de unas personas en sociedad, y a partir de allí desenredar la madeja.

Continuará...
_______
(1) Frances Karttunen, "Nahuatl Literacy", George A. Collier, Renato I. Rosaldo y John D. Wirth, eds., The Inca and Aztec States, 1400-1800: Anthropology and History (Nueva York: Academic Press, 1982), 400.
(2) Véase Charles Gibson, The Aztecs under Spanish Rule: A History of the Indians of the Valley of Mexico, 1519-1810 (Stanford: Stanford University Press, 1964), 149, 181.

1.9.08

Cinco blogs recomendados

Una nueva edición del día de los blogs se aleja y me robaré por una noche el teclado de Sariri para cumplir con las cinco recomendaciones habituales. Gracias a Laura Arroyo Gárate por su mención a este blog.

Mis recomendados:

1. La Tetona de Fellini: Joyitas del cine raro, curioso o simplemente original. Viene con enlaces eD2k para su descarga y difusión.

2. Marlon James: Experiencias de un escritor jamaiquino en Estados Unidos. Una mirada interesante sobre los problemas raciales en ese país.

3. Reflexiones activadas: Agudas observaciones desde el psicoanálisis y la filosofía sobre temas contemporáneos.

4. Los archivos de Justo Serna: Blog de intereses varios y formidablemente escrito por un colega español.

5. Cantera de canterurías: Excelente blog de Marcela Cornejo dedicado al pasado y presente de la música tradicional peruana.