28.10.07

¡Ay Caral! Feliz 13 aniversario

Por: Paul E. Maquet



Feliz aniversario: el proyecto Caral-Supe cumple 13 años cambiando la historia del Perú

Acabo de llegar a Lima emocionado luego de conocer la ciudad de Caral, que según las investigaciones en curso es la más antigua de América. Antes que nada quiero enviar desde aquí un enorme abrazo y unas felicitaciones a todo el equipo de arqueólogos y técnicos del Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe, que el día de hoy (27 de octubre) cumple 13 años de trabajos. Los festejos tuvieron lugar este viernes y sábado, e incluyeron un pago a la tierra, danzas, actividades culturales, comida y (lo más importante para los misios como yo) ingreso y guiado gratis. Aprovecho para mandar un saludo especial a Miguel, poblador caralino y trabajador del proyecto, quien nos guió el día de hoy.

Mi emoción por haber conocido esta Ciudad de 5 mil años de antigüedad proviene, claro, del hecho de que la arqueología siempre ha sido una de mis (no tan secretas) pasiones. En la época de la elección vocacional, luego de algunas dudas, opté por dedicarme a testimoniar el presente... pero siempre me quedó el bichito por el “periodismo de la historia”, la arqueología, que es la que nos permite conocer la vida cotidiana y las cuitas de quienes pisaron esta tierra mucho antes que nosotros.


Pero más allá de esta pasión muy personal, mi vivo interés por conocer Caral y todo lo que allí se está investigando proviene del hecho de que la historia del Perú que yo estudié en el colegio y, luego, en la universidad, ha sido puesta de cabeza. Cuando yo era feliz e indocumentado, como diría Gabo García Márquez, la historia del Perú antiguo empezaba nebulosamente con un período formativo cuyas expresiones más complejas eran Sechín o Kotosh. Luego, seguía el “primer horizonte”: Chavín. Es decir, la historia de la civilización andina empezaba en la sierra y alrededor de 3400 años atrás.

Ahora, 13 años de excavaciones en Caral nos vienen a revelar que esta sociedad compleja que coordinó a 20 centros urbanos y realizó intercambios con la costa, la sierra, la selva y con poblaciones de la zona ecuatorial tiene nada menos que 5 mil años de antigüedad. La primera reacción cuando a uno le dicen que la cuna de la cultura andina había sido contemporánea a las sociedades egipcia o mesopotama responde a un natural infantilismo chauvinista: un irrefrenable orgullo con mayor sustento histórico que la declaración de Machu Picchu como “maravilla” moderna. Aún falta mucho por investigar y los arqueólogos de Caral son muy cautos en no aventurar hipótesis que no tengan cómo sostener. Falta, además, un fino trabajo para reelaborar la línea de desarrollo de la civilización andina y explicarnos cómo encaja Caral en la historia que nos habían contado. Pero a los hinchas que miramos desde la tribuna el trabajo de los investigadores no nos queda más que aplaudir con emoción y gritar apasionadamente este golazo arqueológico.

Pasada la emoción infantil, lo que me han contado hoy mientras caminaba entre las arenas del valle de Supe me provoca algunas reflexiones sueltas. Una de ellas es sobre qué significado tiene este descubrimiento en nuestra manera de ver al Perú. Nuestro país, lo sabemos, está partido en dos: por un lado está “lo andino”, “lo provinciano”, “lo serrano”; por otro, en situación de tensión y conflicto, está “lo europeo”, “lo limeño”, “lo costeño”. Como en la época colonial, “la república de indios” versus “la república de españoles”: más allá de lo compleja y dinámica que es nuestra realidad cultural (sobretodo en nuestros tiempos), esta oposición dual sigue muy presente. Las últimas elecciones así lo demuestran. Por eso, me pregunto, ¿qué efectos puede tener en nuestra autopercepción como país el saber que la civilización andina tiene su origen a 4 horas de la ciudad de Lima? Por más tonto o elemental que suene, la costa -que ha sido “reconquistada” por los pobladores de la sierra durante las últimas 4 décadas, como lo demuestra la historia de Lima, de Chimbote, de Ica y de casi todas las ciudades del litoral- es tan andina como la papa huayro. Ya las investigaciones de Cerrón Palomino nos habían mostrado que la lengua quechua había nacido en la costa central. Pero hoy tenemos una evidencia concreta, tangible -pétrea- del origen costeño del mundo andino, que tal vez ayude a des-esencializar algunos relatos nacionalistas.



Por otro lado, pensaba en cuánto tenemos aún que aprender de la forma en que nuestros abuelos (en el sentido más amplio) se organizaron. Con Caral confirmamos que la civilización andina tenía 5 mil años (o más) aprendiendo a dominar nuestra difícil geografía. Esta ciudad fue ocupada durante mil años, así que podemos imaginar la cantidad de fenónenos del Niño, sismos y friajes que habrá tenido que soportar. Los caralinos supieron muy bien cómo responder a los desafíos que les puso nuestra pachamama, gracias a técnicas como la construcción sismo-resistente. Pero, además de la “tecnología”, hay una clave en el desarrollo del mundo andino: la cooperación. Como John Murra ya señaló, la posibilidad de acceder al máximo de recursos de diversos pisos ecológicos es fundamental en una geografía como la nuestra, que nos ofrece diversidad pero no extensión de terrenos cultivables. Los caralinos producían algodón, pallares, calabazas y frutas; pero gracias al intercambio obtenían pescado, ají, mullu, material combustible y otros bienes desde el litoral, la sierra, la selva y el norte. Un detalle muy importante: aún no se han encontrado (al menos no en una cantidad relevante) armas. Es muy probable que la violencia haya jugado un rol en esta sociedad. Pero la evidencia indicaría que no fue un rol determinante. Como es recurrente en otras culturas andinas, la guerra era un instrumento, pero las alianzas políticas y la cooperación recíproca eran un mecanismo mucho más exitoso para el desarrollo de las sociedades complejas.

¡Ah! Lo que sí se ha encontrado es vastos juegos de instrumentos musicales de viento: flautas, antaras y silbatos en hueso de pelícano y de venado. Una ciudad alegre, musical y festiva, ¡claro que sí!

Por último, he quedado muy impresionado porque, al menos desde fuera, Caral parece funcionar como debería ocurrir con todos los proyectos arqueológicos. El Estado (gracias a Paniagua) se puso las pilas y le asignó un presupuesto propio que les ha permitido ampliar sus perspectivas. Además, se ve rigor y cariño por el proyecto y, quizá más importante aún, un vínculo con la localidad. Aparentemente la apuesta es que los pobladores del valle de Supe sean los primeros en reconocer el valor de la ciudad, y que por lo tanto la defiendan y la cuiden. Hay un énfasis especial en involucrar y capacitar a la población local, la mayoría de técnicos y guías son de la zona y el proyecto busca insertarse en el plan de desarrollo del valle como un elemento estratégico.



¡Bravo por los responsables del proyecto y por cada uno de los trabajadores que lo sacan adelante! ¡Feliz 13 aniversario!

Aquí termino. Solo recomiendo que se animen a conocer la cuna de la civilización andina. Es muy fácil llegar: en Abancay o en Fiori salen unos carros que cobran en promedio 10 soles hasta Supe y demoran 3 horas. En Supe se toman unos colectivos que por s/. 3.50 y en una hora de viaje dejan en el camino a Caral. De allí son solo 15 minutos a pie. Se recomienda llegar por la mañana, porque hay mucho por conocer y los carros de regreso solo salen hasta las 4 de la tarde. ¡Ah! Normalmente se cobra ingreso y guiado, pero ¡vale la pena! Para mayores informes, nada mejor que visitar la propia página web del proyecto: http://www.caralperu.gob.pe/

Leyenda de fotos:
1. Vista panorámica desde la entrada de Caral

2. Fogón ritual, circular, con canaleta para la entrada del aire y alimentado con "pumpush", una planta combustible traída de la sierra.

3. El "anfiteatro" circular, donde se realizaban reuniones, ceremonias y, también, tocadas con instrumentos de viento.

4. La Pirámide mayor, con sus cuatro grandes y enigmáticos monolitos.

25.10.07

La cuarta espada. La historia de Abimael Guzmán y Sendero Luminoso

Por: Nayib

Siguiendo la saga de las espadas, les presento una opinión sobre el libro La cuarta espada. La historia de Abimael Guzmán y Sendero Luminoso, del periodista Santiago Roncagliolo.

Admiro la audacia de este escritor al hacer de un periodo trágico en la vida de la sociedad peruana un relato que hoy encabeza la lista de libros más vendidos en el país, sin soslayar el buen marketing de la casa editora. Aún cuando existen muchos errores referidos a fechas, lugares y circunstancias, de seguro sólo serán detectados por lectores actores en la guerra interna y, estudiosos y preocupados sobre el tema. Para el lector común toda la información podrá ser digerida como verdad, porque al arte de una prosa fluida y sencilla se añade la credibilidad que se imprime al relato: citando a, no pocos, actores directos; dando de cuenta de entrevistas, que más de un investigador ha querido tener; pisando escenarios, que solo conocemos de oídas; enrostrándonos bibliografía especializada; y por último atreviéndose a sustituir espacios temporales vacíos, sin datos; por hechos que resultan bastante creíbles.

El tratar historiar la vida de Abimael o la de algunos senderistas resulta interesante en la medida, como el mismo autor manifiesta, no han sido estudiadas prolíficamente, salvo algunas referencias tangenciales dentro de la historia o análisis del fenómeno Sendero Luminoso. Sin embargo, nuestro novelista al centrarse sólo en la cúpula partidaria, soslaya la vida cotidiana de los integrantes de las bases de apoyo, de la masa, como el caso del Comité Popular de Sello de Oro en la selva ayacuchana. Para ahondar más sobre este tema te invito a visitar: Familia, cultura y “revolución”. Vida cotidiana en Sendero Luminoso, de Ponciano del Pino. Los Senderos Insólitos del Perú. Steve J. Stern (Editor) IEP – UNSCH. Perú, 1999.

Es un buen libro, entretenido, neutro para no decir inocuo, pero que quizá satisface la curiosidad del lector actor o invite a la nostalgia de algún simpatizante o activista del Partido Comunista del Perú.

Otros blogs sobre el tema:

El Morsa: La cuarta espada de roncagliolo

Zona de noticias: más sobre la cuarta espada

Entrevista a Elena Iparraguirre

El Blog de Roncagliolo y una versión de entrevista

Desde el tercer piso: El sendero de Roncagliolo

Entrevista completa a Roncagliolo sobre el libro

Puente Aéreo: Senderología Pop: la cuarta espada (laser)


22.10.07

Lo mejor de la semana: Resumen para ociosos del 15 al 21 de octubre


Como la vez pasada, nuevamente les traigo lo más calentito de los blogs sobre temas de historia. Así que acomódonse en sus sillas, traigan algo de beber, y viajen seguros por el ciberespacio siguiendo esta humilde guía:

En Amautacuna de historia hay un breve post que nos cuenta los inicios de la celebración de la música criolla, que fue decretada por Manuel Prado Ugarteche para el 31 de octubre de 1944. Va acompañado de un video musical que contiene imágenes de la antigua Lima. Imperdible!

En Antropology.net podemos encontrar una noticia en donde se afirma que se ha encontrado en el ADN de los Neandertales las mismas variaciones que tienen los humanos, que nos permiten hablar y nos diferencian de los primates. En ese sentido, se puede señalar que tenían una habilidad mayor para comunicarse.

En Archivolo encontramos la gran noticia sobre la digitalización de los documentos del archivo histórico del Municipio de Santa Úrsula (Canarias-España), el cual podrá ser consultado desde internet en poco tiempo. Hasta el momento, han sido digitalizados 81 830 documentos. En la segunda y final fase de digitalización se está trabajando con documentos que datan entre 1842 y 1926. Otros Archivos del mundo, y del Perú, deberían seguir su ejemplo. También, en ese blog se publica el artículo de Herbert Mujica sobre la mala administración del Estado del Archivo de la Cancillería, y de cómo fue posible que nos robaran documentos relacionados a nuestros límites nacionales después de 1998. Este tema es alarmante. Por último, se da cuenta de la noticia de que un estante de los archivos del Municipio de Juliaca (Puno) se derrumbó. Esto a vista y paciencia de las autoridades que no hicieron nada por prevenir algo que ya se preveía.

En Arquitectura Prehispánica se informa de que a partir del 25 de octubre hasta el 27 de enero, en el marco de la exposición denominada Hilos del pasado, se expondrán tejidos restaurados de la cultura Paracas en el Museo de Arqueología, Antropología e Historia del Perú (Plaza Bolívar s/n, Pueblo Libre). También se incluyen piezas de cerámica, hueso y madera.

El Reportero de la Historia informa de la elección de los dos nuevos miembros de la Academia Nacional de la Historia del Perú: Manuel Burga y Carlos Ramos. Me pregunto cuando esta Academia le rendirá un homenaje póstumo a Alberto Flores Galindo. También tiene un comentario sobre los libros que fueron "secuestrados" de las bibliotecas peruanas durante la Guerra con Chile. Recomiendo leer esta noticia sin ánimos revanchistas.

En Enseñ-arte se comenta la arquitectura y simbolismo del Partenón, obra arquitectónica griega del siglo V antes de Cristo. Realmente interesante.

En Hablemos de historia se informa de una noticia que es preocupante, de un nuevo tipo de piratería en la actualidad que se basa en el descubrimiento y saqueo de los tesoros de los barcos hundidos en el mar. Al parecer, hace poco, el barco gringo Oddisey, con financiación inglesa, hace varios meses atrás estuvo trabajando en el mar español en busca del buque inglés HMS Sussex, sin embargo, todo parece indicar que en realidad han estado saqueando los restos de un galeón español del siglo XVIII. A estas alturas, ya han transportado ese tesoro lejos de territorio español. Ahora, dejando tema para el debate, estos tesoros de buques españoles, la mayoría sino todos, hechos en base a minerales encontrados en América Latina, no corresponderían pertenecer a sus países de origen más que a España. Además, y vale la pena recalcar esta noticia, se transcribe un artículo en donde se da cuenta del intento del gobierno español de recuperar la memoria histórica de su país con respecto a lo sucedido durante la guerra civil española, en donde las masacres y asesinatos son casi una leyenda.

En La Guía de historia hay una entrada sobre la independencia de Ecuador, en donde se coloca un mapa de ese país que cercena territorios peruanos. Si revisan mis comentarios de la guerra con CHile, el tema de los conflictos limítrofes no pasa por acentuar nuestras rivalidades como países sino de construir un nuevo tipo de historia, honesta y allegada más a los intereses populares. En el comentario de la independencia del Ecuador, lo único terriblemente mal es ese mapa, de un Ecuador que nunca tuvo esos territorios desde que se convirtió en un Estado soberano. Si el Perú, o un historiador peruano quisiera afirmar que todos los territorios que alguna vez pertenecieron al virreinato del Perú, deberían pertenecernos, entonces podría afirmar que casi toda Sudámerica nos pertenece. Evidentemente, si ese historiador existiese, sería considerado como un lunático, o al menos, un falsario. Así que desde esta tribuna, solicito la aclaración pertinente a ese blog amigo, y a que los demás lectores se solidaricen con este tema que debería ser zanjado de una vez por todas.

Laicacota reproduce una noticia alarmante de La República del 16 de este mes, en donde se da cuenta del foro "Vigencia de la bandera del CUsco" que se realizó en esa histórica ciudad. En ella, los intelectuales presentes concordaron en solicitar que se cambie la bandera actual para que no sea confundida con el símbolo gay. Dichos intelectuales son: el antropólogo Jorge Flores Ochoa, el literato Enrique Rozas Paravicino, los historiadores Víctor Ángeles Vargas, Germán Zecenarro y José Tamayo Herrera, ex director de la Biblioteca Nacional. También, el escritor Ángel Avendaño Farfán y como invitado el historiador y ex director del Instituto Nacional de Cultura (INC), Luis Enrique Tord. El municipio se ha mostrado a favor de ello, sin embargo, han señalado que la decisión de cambiar la bandera no es definitiva y que será puesta a consideración de la población cusqueña. Desde mi punto de vista, me parece bien que cada pueblo recree constantemente su historia, para que se encuentre vinculado a ella y se sienta identificado, pero esto implica también cierta responsabilidad y honestidad en cuanto a lo que se refiere a la investigación histórica. No se puede recrear la historia sin fundamentos ni hechos históricos que respalden el cambio. Por ello, rechazo esta recomendación de los intelectuales antes mencionados, porque más parece motivada por su homofobia que por razones históricas.

Actualización al 23 de octubre: Hilda, la moderadora del blog La guia de historia, tuvo la gentileza de retirar el mapa en cuestión, con lo que mi queja queda retirada. Desde esta tribuna mis agradecimientos

17.10.07

Los origenes del ejército profesional peruano (II Parte)

Por: Nayib

El Inicio del Ejército Profesional

Terminada la Guerra entre Perú y Chile en el año 1884, no sólo el país vencido entendió la necesidad de mejorar su aparato militar a través de la modernización y profesionalización. El Ejército Chileno durante el siglo XIX había bebido el quehacer de la guerra de la tradición militar francesa[1] y de sus experiencias militares: la Guerra contra la Confederación Perú Boliviana y, sobre todo, la guerra del Estado Chileno contra los aborígenes araucanos, en pos de nuevos territorios hacia el Sur, sindicada como el molde más significativo en el que vertieron los caudales de reservistas para su rápido alistamiento y actuación en la Guerra del Pacífico[2]. Esto, conjugado con cierta estabilidad política le dio al Ejército Chileno un hálito de profesionalismo. Sin embargo, aún cuando victoriosos; un año después del fin de la guerra, 1885, el alto mando y los oficiales, que habían tenido una descollante participación en la Guerra del Pacífico, se reunieron para realizar una autocrítica de toda la campaña y replantear la organización y modernización del ejército, abordando a la conclusión que debían mantener una fuerza organizada y entrenada convenientemente y acorde al tiempo que se vivía, desde el tiempo de paz, capaz de defender al país en caso de agresión; una práctica y efectiva movilización de la reserva, un mando encargado del estudio de los planes que debían desarrollarse en el futuro para los posibles teatros y adversarios; y un adecuado apoyo logístico diametralmente diferente al ofrecido durante la guerra.

En el caso del Perú, las últimas tropas chilenas abandonaron Lima a mediados de agosto de 1884, e inmediatamente se entablo una fratricida Guerra Civil entre los generales Miguel Iglesias y Andrés A. Cáceres, cuya duración fue de un año y medio, hasta la dimisión del general Iglesias el 3 de diciembre de 1885. Ambos eventos dejaron al Perú postrado en la bancarrota fiscal, con el honor nacional mancillado, ruptura social y política, y la necesidad de reestablecer la autoridad del Estado; diluyendo el esfuerzo por encarar la reorganización del ejército. Empero, en 1887 Andrés Avelino Cáceres reorganiza y apertura la Escuela de Clases, y en 1889 hizo lo mismo con el Colegio Militar; que inicio sus labores con 100 alumnos: 30 jóvenes seleccionados de la Escuela de Clases, 30 civiles con instrucción secundaria y 40 pensionistas entre jóvenes procedentes de distinguidos hogares de la capital; con un plan de estudios que comprendía tres años y abarcaba asignaturas modernas. Lo particular de este proyecto fue la proliferación de la producción intelectual de los oficiales breñeros a través de publicaciones referidas a táctica y doctrina militar a partir de la Guerra de Resistencia en el Ande contra el invasor chileno; así tenemos el Reglamento de Ejercicios y Maniobras para la Infantería del Perú, del coronel Juan Norberto Elespuru.



Cómo fueron modernizándose los ejércitos

Estar actualizado, a la moda de los progresos educacionales logrados en Europa, requería una medida práctica: contratar asesores. En aquel tiempo el éxito alemán en la Guerra Franco Prusiana decidieron, en el caso chileno, que el 17 de setiembre de 1885 contrataran al capitán alemán Emilio Körner, que se había desempeñado como profesor de la Escuela de Artillería e ingenieros de Charlottemburgo. Al asumir esta misión, se le otorga el grado de teniente coronel y se dedica, aparte de dictar asignaturas militares, a evaluar el plan de estudios de la escuela militar, al que encuentra obsoleto, recomendando su cambio al alto mando. Su principal colaborador fue el mayor chileno Jorge Boonen Rivera quien aquilató muy bien esta oportunidad de perfeccionamiento militar, que le valió más tarde ascender al grado de general de división y ocupar el cargo de Inspector del Ejército y, luego, el de Ministro de Guerra.

Un año después de este primer paso, se crea la Academia de Guerra, para dar instrucción superior militar y científica a los oficiales del ejército, aún cuando su funcionamiento se postergó hasta después de la cruenta guerra civil del año 1891[3].+

En el proceso peruano, se contrató los servicios, en plena Guerra de Resistencia breñera liderada por el general A. Cáceres, del mayor francés Ernesto de la Combe[4], quien una vez culminada la guerra fue nombrado subdirector de la Escuela de Clases, reabierta en 1887. En 1894 se contrató al mayor alemán Carlos Pauli para emprender la reorganización del Ejército.

Otro aspecto a considerar es que ambos países nombran como directores de sus respectivas escuelas a connotados jefes militares de la Guerra. Por el Perú al coronel Juan Norberto Elespuru y al coronel Nicanor Ruiz de Somocurcio; en Chile al coronel Emilio Sotomayor. También, comparando los planes de estudios de las escuelas militares de ambos estados no existe mayor diferencia: matemáticas, gramática, geografía, historia, higiene, francés, ingles, táctica, dibujo, gimnasia, esgrima y tiro, mecánica elemental, química, fotografía, electricidad aplicada a la guerra, artillería, fortificación, topografía y derecho internacional, cosmografía, química[5]; excepto en el número de años de estudios, 3 años en el Perú; y 4 años en Chile sin incluir la especialización de oficiales de caballeria, artilleria e ingeniería que adicionaban 6 meses, un año y 2 años respectivamente.

Resulta sintomático que luego de las guerras civiles acaecidas en Perú (1895) y Chile (1891) se reimpulso la modernización de sus ejércitos. En el Perú, correspondió a la contratación de la misión militar francesa que estuvo presente, en mayor o menor magnitud, hasta casi el inicio de la Segunda Guerra Mundial. ¿Cuánto pudo pesar la guerra civil de 1895 en esta decisión? Según manifiesta Víctor Villanueva en 100 Años del Ejército Peruano, mucha “Actos de tal naturaleza ensanchan la brecha existente entre civiles y militares (…) La revolución del 95 no sólo lesionó síquicamente al soldado profesional, además lo relego por segunda vez a sus cuarteles y en esta ocasión por una larga temporada. Ante la nueva pérdida del poder político el profesional de la guerra intentó reorientar su profesión, abandonar la política como praxis y convertir al ejército en un organismo burocrático en el que fuera posible hacer carrera a base de tecnificación y las tradicionales virtudes militares”[6]. Esta decisión estuvo motivada, en parte, para refrescar el arte y ciencia de la guerra del Ejército Peruano, ingresar a la modernidad de entonces, y además, domar las aspiraciones políticas de algunos de sus miembros a través, primero, de la educación militar y, segundo, nombrando en su más alta jerarquía a un oficial francés.
En Chile la labor emprendida por el teniente coronel E. Körner, desde 1886, fue reforzada por los 31 oficiales instructores germanos que permanecieron en Chile entre los años 1896 y 98; luego, se extendieron contratos a numerosos jefes y oficiales de ejércitos europeos, que sólo fue interrumpida durante la Primera Guerra Mundial, y que su presencia se mantuvo hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

Así como, el Perú y Chile coincidían en el propósito por profesionalizar a sus ejércitos y modernizarlos según los avances de la época, particularmente los producidos en Europa, otros países sudamericanos también enrumbaron por este camino. Eran demasiadas guerras sentidas, como actores o espectadores, en los casi setenta años de vida republicana y que habían desatado mutilaciones territoriales al Perú, Bolivia, Paraguay y Colombia; y otros tantos diferendos limítrofes inconclusos en Ecuador, Argentina y Chile.

En Colombia, por ejemplo, los primeros intentos para profesionalizar al ejército se debieron a cuatro factores: el fracaso del ejército estatal en la guerra civil denominada Guerra de los Mil Días (1899 – 1902), los problemas de desorden interno, la situación tirante con el Perú por los territorios del Caquetá y, sobre todo, la separación del Departamento de Panamá en 1903 auspiciada por los Estados Unidos. En 1907 el gobierno decretó una reforma militar que fue apoyada por tres misiones militares chilenas hasta 1915, lógicamente bajo el molde del concepto militar alemán. “Hasta 1914, Chile mandó misiones militares a ocho países latinoamericanos y recibió militares de 11 países (…) En el mismo periodo Alemania tenía misiones en cuatro países de la región y recibió soldados de todos los Estados de América Latina”[7]. Desde 1916, los suizos inician el relevo de este esfuerzo hasta 1928.

En la década de 1890, Bolivia contrató, para el adiestramiento del ejército, oficiales del estilo francés y Argentina contó con los servicios de oficiales alemanes para tareas de reorganización y administración del ejército. Después de la Primera Guerra Mundial los franceses iniciaron una larga experiencia de veinte años en el Brasil, y también estuvieron presentes en Paraguay y el Uruguay; además, algunos alemanes prestaron servicios, de manera privada, en Bolivia.

Tomas Fischer resalta que las misiones militares extranjeras tenían un carácter ambivalente. Los intentos iniciales de profesionalización militar tenían, a corto plazo, poco éxito pero mediante la instrucción de jóvenes oficiales se logró un efecto a largo plazo. Además, existieron intereses geopolíticos y económicos de los países exportadores de métodos, misiones y tecnología militar como Alemania, Francia, Estados Unidos, Suiza y en el caso latinoamericano Chile. La dimensión económica de la modernización de los ejércitos situó a los países desarrollados en franca competencia internacional.

Conclusiones

Los ejércitos republicanos sudamericanos nacen con la guerra de independencia pero su organización y funcionamiento, durante los primeros años, aún se fundamentaran en los del antiguo régimen, sin embargo, se irán configurando con el transcurrir de los años y según el grado de desarrollo alcanzado por cada Estado Nación.

Las guerras internas y externas, que libran estos ejércitos, así como, la tarea de ocupar efectivamente el propio territorio heredado y, los avances europeos en el arte y la ciencia militar, hacen necesario contar con una fuerza militar profesional y moderna. Francia y Alemania fueron los principales modelos de la época. El primero, por la genialidad, no pasada de moda, del celebre Napoleón Bonaparte y el segundo por la victoria obtenida en la Guerra Franco Prusiana en el año 1871.

El modo francés se afincó en el Brasil, Perú, Uruguay y Paraguay mientras el alemán en Chile, Argentina, Bolivia, e indirectamente, en el Ecuador y Colombia a través de las misiones militares chilenas.

El ser moderno, una aspiración de casi el total de los países sudamericanos, implicaba profesionalizar al ejército, y los métodos empleados para lograr esta tarea fueron variados: Algunos, más o menos autónomos, utilizando la propia tradición y la experiencia, estudiando sus propias guerras; otros contratando algunos asesores o misiones militares extranjeras y enviando oficiales a estudiar en Europa. Sin embargo, los resultados de estos esfuerzos estuvieron acordes con el mayor o menor desarrollo alcanzado por cada una de las naciones.

[1] Historia del Ejército de Chile. Tomo VII. Reorganización del Ejército y la influencia alemana (1885 – 1914) Santiago. Editado en 1982, corregida en 1985. CPHE. Pág. 324.

[2] Ibíd.

[3] Esta Guerra Civil se produce por el enfrentamiento entre dos poderes del Estado; el Ejecutivo, liderado por el presidente José Manuel Balmaceda, y el Congreso de la República. Los oficiales chilenos optaron por uno y otro bando, enfrentándose en las batallas de Concón y Placilla que cobro la vida de 2, 599 chilenos, terminando con el triunfo del Ejército Congresal el 30 de agosto de 1891. En Historia del Ejército de Chile. Tomo VII. Reorganización del Ejército y la influencia alemana (1885 – 1914) Santiago. Editado en 1982, corregida en 1985. CPHE. Pág. 87 – 164.

[4] Se incorporó al servicio del Perú, desde el año 1883, habiendo concurrido el 10 de julio del mismo año a la Batalla de Huamachuco; siendo ascendido al grado de coronel por esta acción. En Historia de la Escuela Militar. Revista de la Escuela Militar N°235, Chorrillos: 1945.

[5] Historia del Ejército de Chile. Tomo VII. Reorganización del Ejército y la influencia alemana (1885 – 1914) Santiago. Editado en 1982, corregida en 1985. CPHE. Pág. 32 – 34. Carlos Ríos Pagaza. Historia de la Escuela Militar del Perú. Lima, 1962. Pág. 28 - 30.

[6] Villanueva, Víctor. 100 años del Ejército Peruano. Pág. 62.

[7] Fischer, Thomas. Proyectos de Reforma, Instrucción Militar y Comercio de Armas de la Misión Militar Suiza en Colombia. Revista Historia y Sociedad N°5. Universidad Nacional de Colombia, Medellín, diciembre de 1998.

15.10.07

Lo mejor de la Semana: resumen para ociosos del 8 al 14 de octubre

Y con esta entrada se da inicio a una primera sección en este blog. Con la finalidad dual de: generar mayor interacción entre este espacio y otros blogs de temática similar, y de proporcionar una guía fácil al lector ocasional sobre las mejores publicaciones históricas durante la semana. Obviamente, nuestras fuentes principales son los blogs que tenemos enlazados.

En Amautacuna de historia encontramos la referencia a una entrada sumamente interesate de un blogger y arquitecto peruano en el Japón, donde se realizó hace poco una exhibición de la cultura Nazca. Lo curioso de esta entrada es la forma como el autor descubre la importancia de esta cultura estando tan lejos de nuestro país, y reconoce al mismo tiempo lo sorprendente que puede parecer a personas de otras culturas, como la japonesa. Para los amantes del tema de la Guerra con Chile, pueden encontrar en Amautacuna de historia un video en donde se representa en 3D el combate de Angamos, donde pelea el Huáscar contra los buques chilenos.

En Anthropology.net se informa de que se ha encontrado un nuevo método para estudiar las diferencias entre los Homos Sapiens y los Neanderthals. Todo ello es posible gracias a los exámenes que se pueden realizar con rayos X a los dientes de los fósiles sin necesidad de destruirlos. Incluso en la misma página se puede encontrar un debate interesante sobre el tema de la "raza". Yo me inclino siempre a pensar, que la raza es más una construcción cultural que una suma de rasgos genéticos.

En la cantera de canterurías se puede encontrar una descripción del baile puneño del Kajelo: Musica y danza del K'arabotas, calificado como símbolo de virilidad y rebeldía aymara, y que según algunos entendidos puede encontrar sus raíces en la rebelión de Túpac Amaru. Asimismo, vale la pena leer la pequeña biografía del suizo Raymond Thevenot, quien se convirtió en un gran quenista y amante de la música (y los instrumentos de viento) del Perú. Fue tanto su amor por nuestra música que vino al Perú para tocar la quena e interpretar nuestra música.

En El Espejo de Clío se publica un artículo aparecido hace poco en El Observador (Chile) en donde se hace referencia a la investigación realizada por el joven historiador peruano Víctor Arrambide Cruz, donde señala que el periódico más antiguo de Latinoamérica es nuestro diario El Peruano, fundado el 22 de octubre de 1825 como El Peruano Independiente. Esto despeja dudas en relación a la afirmación de El Mercurio de Valparaiso de ser el diario más antiguo en lengua castellana.

El Mundo de Plástico señala las dudas que la mayoría tenemos sobre la nueva Premio Nobel de Literatura Doris Lessing, quien ha sido calificada como alguien quien en sus inicios tuvo cualidades admirables, pero que su trabajo en los últimos 15 años es un ladrillo.

El Reportero de la Historia comenta la reciente publicación del sexto tomo de las Obras Completas del genial historiador Flores Galindo, y para festejar ello publica un breve artículo suyo denominado: El Historiador y los archivos en el Perú. En ese texto vale recalcar una frase sumamente importante para nuestro oficio: "El carácter inevitablemente fragmentario de esos testimonios a los que tenemos acceso, hace que el oficio del historiador no pierda sus rasgos artesanales y que el azar ocupe un lugar en cualquier investigación." Realza igualmente la necesidad que tiene la historia de los testimonios orales y enfatiza que es "difícil imaginar el oficio de historiador en un país como el Perú, sin los rasgos del viajero". También en la página se puede encontrar una interesante polémica sobre los Premios Nobel de la Paz. ¿Se imaginan a Hitler recibiendo uno? Se recomienda otra nota periodística de Robert Fisk en donde se alude a las nuevas dificultades que la tecnología plantea al historiador: "Ahora se nos dice que los correos electrónicos revivirán el arte del historiador. Yo lo dudo. Es muy fácil eliminar correos electrónicos y -si los gobiernos son los suficientemente generosos-, también es fácil conservarlos para los archivistas. Los historiadores sólo necesitarán un ejército de bien pagados investigadores para aventurarse en este océano. En otras palabras, los historiadores tendrán que ser ricos para escribir."

Una breve reseña sobre la vida de Flora Tristán va calentando motores para una reseña posterior de uno de sus libros más importantes: Memorias de una paria. Todo ello gracias al empuje de Ellas en la historia.

En Gentehistoria se puede encontrar la descripción del motín del Domingo de Ramos de Madrid, del 23 de marzo de 1766. El cual fue provocado por un edicto dado por Esquilache que prohibía el uso de capas largas y sombreros gachos, ya que si se sustituía las capas largas por las cortas y el sombrero de ala ancha por un tricornio, sería más fácil reconocer a los delincuentes y más difícil esconder armas entre las ropas. ¿Qué pasó después? Lean la entrada y averiguenlo. El contenido es altamente ilustrativo.

En El ángulo oscuro recogemos una singular campaña de reivindicación de la Cruz de Malta, aparentemente mal designada como la cruz de los templarios. Así que por el momento nos solidarizamos con su causa. Por cierto, a esa página le debemos un meme sobre arte que realizaremos en esta semana en curso.

En Hablemos de Historia podemos encontrar dos entradas polémicas. Una de ellas se refiere a lo que se entiende por historia social. El autor se pregunta si la historia social solo puede estudiar al sujeto pobre, marginado del sistema, o si puede también estudiar a las élites. ¿Por qué no llamar a los historiadores de la elite como sociales, y no culturales? En el texto se analiza el devenir histórico de la historia social y los rasgos que la han ido caracterizando. El otro tema se titula Viviendo la subalternidad.(acerca de los estudios multiculturales), y se refiere a los "nuevos estudios culturales" que buscan redefinir las relaciones entre las culturas, no solo dentro del plano de dominantes y dominados, tomando en cuenta a un mundo que cambia constantemente a mayor velocidad.

Pronto se viene la II Parte de los orígenes del Ejército Nacional Peruano, estense atentos...



9.10.07

Redoble por Majaz: Acerca de las aventuras y desventuras de la minería, los medios de comunicación y la democracia en el Perú (II Parte)

Por: Héctor Huerto Vizcarra

Donde el desinformado lector conocerá la aventura y desventura de una consulta.-

Dentro de la guerra mediática desatada en torno al tema de la consulta vecinal, destacaron las opiniones de algunos políticos y/o periodistas, por reflejar con sus ideas nociones poco democráticas y participacionistas, por no decir autoritarias. Varios de esos comentarios se asemejaron a la postura del MINEM que negó a las comunidades campesinas el derecho que les corresponde, como propietarios de las tierras superficiales, a decidir sobre su uso. Aldo Mariátegui se lanzó a la carga rápidamente: “No pueden darse referéndums caprichosos al margen de la ley y del JNE, desmembrando nuestro concepto de Estado Unitario, pues no somos federales (…). Como en el Mercado de Santa Anita, pongan autoridad de una vez y frustren esa payasada antes que se desmadre.” (Correo, 12 de setiembre).

No solo el Gobierno trató de desacreditar dicha consulta o enfatizar que la misma no tiene carácter vinculante, es decir, no obliga al gobierno a tomar en cuenta la opinión de la población. También lo hicieron a su manera diversos comentaristas. En estas posiciones se encuentra Fernando Rospigliosi quien señaló que la consulta no tenía nada de democrática porque fue convocada cuando lo quisieron y donde más les convenía, porque se plantearon las interrogantes que les pareció más conveniente, porque no ha habido una difusión de las desventajas y ventajas del proyecto minero y porque los organizadores controlaban las mesas de votación, los sufragantes y el proceso del conteo de votos (Perú 21, 9 de setiembre). Todo ello merece una respuesta.

Tal como estaba planteada la coyuntura, a punto de iniciarse la etapa de explotación de la mina, no existía otro momento para que la población decida anteladamente si quiere que la mina opere en sus tierras o no. Además, los distritos participantes en esta consulta no han sido elegidos al azar. Su elección responde a su cercanía con la zona de Henry’s Hill. También, si se planteó en la consulta que las personas respondieran si estaban de acuerdo con que se realizara actividad minera en su distrito, se debió porque esa es la principal preocupación de la población y porque se trata de una consulta organizada por las organizaciones de base de dichos distritos. No se puede esperar nada diferente. Lo lógico es que una consulta popular responda a los cuestionamientos de la población y no de la Minera o el gobierno. Igualmente, si no se pudo difundir adecuadamente las ventajas y desventajas del proyecto minero, la culpa no solo la tienen las posiciones sectarias de “ecologistas extremos”, sino también las posturas autoritarias de la propia Minera y el gobierno, que en todo momento prefirieron desautorizar la consulta y no informar a los pobladores. Por último, resulta escandaloso que se acuse de fraude a un proceso eleccionario sin prueba alguna, sobre todo cuando se demostró después de la consulta, que se llevó a cabo sin mediar inconvenientes.

Sin embargo, esta guerra mediática no solo quedó en palabras. Pocos días antes de la consulta, el Jurado Nacional de Elecciones se le opuso radicalmente. Su procurador Ronald Angulo solicitó a la Fiscalía Provincial de Ayabaca que se incaute todo el material electoral destinado a la consulta, lo cual fue declarado improcedente (Perú 21, 14 de setiembre).

No obstante, la consulta siguió adelante y sus resultados ratificaron lo que ya era previsible. La oposición de la población frente a la Minera fue casi total. El NO alcanzó en Ayabaca el 93.48%, en Pacaipampa el 98.13%, y en El Carmen de la Frontera el 92.53%. En total asistieron 17 599 pobladores, que representan el 57% de la población votante de los 3 distritos.

Asimismo, se puede afirmar que la asistencia de la población a la consulta fue mayoritaria, más aún si se toma en cuenta el grado de descomposición de nuestro sistema político, el cual se evidenció en las elecciones municipales y regionales pasadas. Lo evidente es que en Ayabaca participó el 49.37% de la población, en Pacaipampa el 69.27% y en El Carmen de la Frontera el 63.48%.

De esta forma, en Piura se presentaron síntomas de la descomposición de nuestro sistema político, como son la alta dispersión del voto, la fuerte presencia de organizaciones políticas locales y regionales y el sorprendente éxito de las mismas. Entonces, se entiende porque en las elecciones regionales en Piura de las 7 listas postulantes, 3 pertenecían a organizaciones políticas regionales, de las cuales el Movimiento Regional Obras más Obras destacó por su segundo lugar con un 18%. Revisando cada resultado electoral, ya sea a nivel regional, provincial o distrital se puede aseverar que la presencia de organizaciones políticas locales en esas elecciones es mayoritaria en la región.

Además, no solo tuvo presencia sino también resultados. A nivel provincial, 5 de las 8 alcaldías fueron ganadas por organizaciones políticas de corte local o regional. En el caso específico de las provincias de Ayabaca y Huancabamba este fenómeno se repitió a nivel distrital. En 6 de los 9 distritos de Ayabaca vencieron organizaciones políticas locales, donde la organización Alternativa Campesina tiene un predominio con 5 alcaldías. A nivel provincial esta lista también fue la vencedora. En Huancabamba las organizaciones políticas locales vencieron en 5 distritos de los 7 que tiene la provincia.

La dispersión del voto es notoria, no solo por la cantidad de listas que se presentaron para esas elecciones, sino también por el bajo porcentaje de votos que recibieron las listas ganadoras. En la votación regional el APRA venció con tan solo el 21%, mientras que a nivel provincial el promedio del porcentaje de las listas ganadoras es de 28.4%, en donde en la provincia de Huancabamba el Frente Amplio Campesino Urbano obtuvo solo el 16%. Esa misma constante se mantiene a nivel distrital. Estos bajos porcentajes reflejan la amplia división política existente entre la población, la endeble legitimidad que obtienen con estas elecciones las nuevas autoridades (lo que condiciona su futuro comportamiento) y la desconfianza de la población hacia los proyectos políticos nacionales.

Hay que tomar en cuenta también que estos 3 distritos se encuentran en las dos provincias más pobres de Piura y entre las más pobres del Perú. No es de extrañar entonces el por qué en dichos distritos, a diferencia del resto de provincias de la región, el apoyo a la candidatura regional del Partido Nacionalista (PN), que de alguna manera representaba en esas elecciones el voto crítico al sistema político y económico, haya tenido tanta acogida. En Ayabaca el PN tuvo la más alta votación con más de cinco mil votos, lo que equivale al 36%. En Pacaipampa también obtuvo la más alta votación con el 23% de los votos. En El Carmen de la Frontera su votación quedó en segundo lugar con el 15.8%, tras la votación de una candidatura regional, con el significativo nombre de AGRO Sí, que obtuvo el 20.4%.

A pesar de los intentos de desestimar estos resultados por parte del Presidente del Consejo de Ministros, las declaraciones de un alto funcionario de la Minera Majaz al PSG, cuando aún estaba controlada por Monterrico Metals, grafica objetivamente la situación: Si un 50% de la población está en contra de la mina, no sería posible seguir adelante (PSG 2007). Con la consulta se ha demostrado que esa oposición supera ese 50%.

De cómo es posible repetir una historia.-

No se trata de restarle oportunidades a la inversión minera en el país, de lo que se trata es de debatir las formas como ésta debe desarrollarse en el Perú para que no termine socavando las bases de nuestra democracia. Se tiene que ratificar la importancia de la relación entre cualquier compañía minera con la población local circundante. Humberto Campodónico lo ha dejado muy en claro: en la actual legislación internacional sobre la minería, la participación y la consulta de las poblaciones de las zonas mineras, es decir, la llamada licencia social, resulta indispensable para la estabilidad de largo plazo de las inversiones (La República, 9 de setiembre).

En este caso específico, la Minera Majaz es el ejemplo perfecto de todo lo que no se debe hacer. La Defensoría del Pueblo ha sido enfática en denunciar los vicios del proceso en su segundo informe, fechado en noviembre del 2006. Sostiene que dicho caso muestra las deficiencias crónicas en relación al gobierno y la regulación de la exploración minera en el país. Estas deficiencias socavan los derechos humanos y ciudadanos garantizados constitucionalmente, especialmente de los pobres de áreas rurales, cuyos derechos son ya vulnerables. Además, afirma que la implementación del Proyecto Río Blanco ha violado los derechos de propiedad de los comuneros y sus derechos a tener una participación informada en las decisiones vinculadas al desarrollo. Todo ello con conocimiento del Ministerio de Energía y Minas.

El PSG suscribe todo lo aseverado por la Defensoría del Pueblo y afirma que éste resulta ser un caso emblemático porque pone en relieve la debilidad de los derechos de las comunidades afectadas por las minas. También señala que el caso muestra dramáticamente como la protesta no violenta y el proceso democrático han decepcionado a las poblaciones locales. Por ende, existe el peligro real de que se pueda agudizar la violencia y/o la profundización de prácticas políticas autoritarias en Huancabamba y Ayabaca.

Aunque el PSG afirma que el Proyecto Minero, tal cual está concebido, no implica mayores daños para el medio ambiente ya que les parece manejable, indican que la presencia de la Minera no ha aumentado las oportunidades económicas de la población. Mas bien, se ha incrementado el nivel de inseguridad humana, no solo en las relaciones entre la empresa y la población sino también al interior de los habitantes y de sus familias. Además, afirman que ha disminuido el nivel del empoderamiento de las personas; es decir, su capacidad de sentir que se tiene poder para opinar sin sufrir algún tipo de represión o discriminación.

Frente a todo ello, es notoria la actitud del Estado a favor de la Minera Majaz, a quien se le respetan todos sus derechos y libertades, incluso de manera ampliada. Al contrario, las comunidades campesinas y la población en general sufre de un recorte de sus propios derechos y libertades. Esta situación no hace más que asemejarse a lo ocurrido en el Perú hace muchos años atrás, cuando muchas comunidades de la sierra central vieron sus tierras afectadas por las compañías mineras y sus derechos ciudadanos prácticamente anulados.

Como lo han afirmado algunos comentaristas, la solución no pasa por oponerse a todo tipo de actividad minera, sino en la forma como ésta debe llevarse a cabo, sobre todo en la relación que el Estado debe establecer entre dichas compañías mineras y la población circundante. El Estado debe dejar en claro, en adelante, si es el representante de todos los peruanos o solo de algunas compañías comerciales. De eso dependerá que la historia no vuelva a repetirse, y que la guerra silenciosa continúe o no librando sus incruentas batallas.

Nota: El artículo en su totalidad se lo pueden descargar en el link a continuación:

Redoble por Majaz

6.10.07

Los origenes del ejército profesional peruano (I Parte)

Gracias por la invitación. Este sitio de encuentro no puede esperar muchas disquisiciones y temores para publicar un escrito. Así que recorriendo la corta historia de “AHORA” encontré un tema relacionado con un estudio que vengo realizando. Disculpen si los desvío un poco del Ojo que Llora o de la minera Majaz.

En el artículo “La Guerra con Chile: entre la frustración permanente y el terrorismo de la memoria” quedaron algunas preguntas pendientes de respuesta; desde la esfera militar: qué tan profesionales eran las fuerzas militares en conflicto.



LOS ORÍGENES DEL EJÉRCITO PROFESIONAL (I)

Nayib

Las partidas de nacimiento del Ejército Peruano son de las más diversas, según la ideología o creencia que exprese el investigador histórico. Unos la ubican en las culturas pre incaicas, más en el Imperio Incaico, pocos en la Colonia y muchos durante la Independencia. Pero aun en este periodo fundacional de la República se ven discrepancias en las fechas de constitución del Ejército. Unos señalan que fue en octubre de 1820 con la creación del Escuadrón de Auxiliares de Ica, la primera unidad peruana que escoltó a la recién creada Bandera Nacional, otros el 18 de agosto de 1821 con la Legión Peruana de la Guardia, y los últimos en noviembre de 1822 cuando el Congreso agrupa a todos los cuerpos peruanos en una división, a la que llamó Ejército del Perú, bajo el mando del General Alto Peruano Andrés de Santa Cruz.

Las nuevas instituciones del emergente Estado Nación tienen en aquella época pocos referentes o modelos de gobiernos republicanos o parlamentarios en el mundo, salvo las experiencias de la Revolución Norteamericana (1776), la Revolución Francesa (1789) y la Revolución Inglesa (S. XVII). A los ideólogos sudamericanos pro independencia y también, aunque de facto, los contrarios a ésta, les depara la gran tarea de construir las nuevas repúblicas. Dos bandos ideológicos destacan nítidamente, conservadores y liberales. Por lo tanto, la visión que se forman sobre los nuevos estados no es uniforme. En el caso peruano a esta divergencia se suma el extenso territorio, la configuración geográfica tan difícil y una población mayoritariamente indígena y excluida, lo que hace resulte difícil concretar un proyecto de nación viable en el corto tiempo.

En este vasto y complejo proceso se crea el Ejército del Perú y se va configurando la primera organización, el modo de brindar instrucción y educación militar, y su reglamentación, como institución, en el fragor de la guerra de independencia, primero, y en la configuración de las fronteras y guerras civiles por el poder interno después. Aún cuando muchas de las ordenanzas españolas dictadas en 1768, y pese al cambio de régimen, se mantuvieran vigentes hasta 1890[1].

Recordemos que Napoleón Bonaparte (+1821) hacía cinco años terminaba, en Waterloo, de exponer una novedosa praxis militar ante el mundo, un nuevo modo de hacer la guerra y que los teorizadores de la época iniciaban su profundo estudio.

Los Militares Republicanos del Siglo XIX

¿Qué y quiénes son los militares en estos primeros años de vida republicana? Si por militares entendemos a las personas que piensan en cómo hacer la guerra, organizar al ejército, preparar a la fuerza y especializarse en el empleo de las armas, entonces conocen de este quehacer los que bebieron los ecos del Colegio Real Felipe creado por el coronel español Monet en 1818, de los Regimientos de Infantería y de Dragones[2]; los soldados forjados en los ejércitos de la revolución, en las milicias, en los cuarteles, o en los campos de batalla. Sin embargo, aún les falta la matriz, sólo es experiencia y no siempre de la buena. No existe una doctrina común. Recordemos que el teorizador de la guerra Karl Von Clausewitz estudia este fenómeno social, basado en su propia experiencia militar al enfrentar a los ejércitos de Napoleón Bonaparte y las expone desde 1815 en la Academia Militar de Berlín; su obra De la Guerra fue impresa póstumamente (+1831); y que el Positivismo de la segunda mitad del siglo XIX amplía el campo de los estudios científicos a los fenómenos sociales entre ellos la guerra e impulsa el desarrollo de esta disciplina. Pero estas carencias doctrinarias no amilanan la voluntad de forjar y fortalecer un Ejército, una fuerza militar, que proteja el territorio heredado y la supervivencia de la República[3].

No obstante, la crisis post independencia de un país en quiebra, en pie de guerra, con fronteras inestables, precariedad del nuevo régimen republicano y constante lucha ideológica, hicieron que surja el primer militarismo -práctica política entendida como el intento de gobernar y administrar al país, poniendo énfasis en las formas y usos militares-; el poder ejercido por militares y civiles o civiles y militares, según el grado de preeminencia o convivencia útil entre estos, y que redundará negativamente en la estabilidad y desarrollo de la institución militar.

Algunos autores miran con cándida simpleza y nostalgia hacia el Sur y se preguntan, por qué no tuvimos en los primeros años republicanos y gran parte del siglo XIX la continuidad de gobiernos civiles. Si bien es cierto los historiadores podemos comparar algunos procesos históricos no podemos reducirlos a simples moldes o recetas[4]. El orden post independencia presenta la necesidad urgente de delimitar los territorios y forjar la identidad nacional de las nuevas repúblicas. En el caso de Chile dada su geografía enclaustrada entre los Andes y el Océano Pacifico, imprimió en sus políticos una mayor preocupación por la segunda cuestión; el orden interno[5].

Necesidad de ser moderno y profesional

Tenemos dos formas de enfrentar el estudio histórico de la modernización del ejército al inicio del siglo XX. La primera es entendiendo la modernidad como un proceso histórico mundial, y principalmente occidental, iniciado con el Renacimiento del siglo XVI y la rápida secularización del pensamiento humano que privilegia el empleo de la razón y que abre perspectivas casi ilimitadas al desarrollo de la ciencia. Por esto, la edad moderna se caracteriza por una nueva forma de comprender al mundo, donde impera el ánimo de reforma y de cambio. El segundo enfoque corresponde a la definición de lo moderno como lo nuevo, de moda, lo actual; tanto en el avance tecnológico como en lo concerniente a la estrategia, táctica, instrucción y educación militar, y administración. Latinoamérica está involucrada en ambos procesos porque se nutre de este pensamiento moderno y experimenta cosas del mundo a partir de las novedades que el mundo nos ofrece.

Esto no amerita que hagamos tabula rasa de la tradición, entendida no como el carácter estático e inmutable de una sociedad, sino mas bien, como la transmisión de aquella parte de la cultura que es susceptible a ser confirmada, y en algunos casos seleccionada o modificada, porque la buena tradición debe impulsar la búsqueda de lo moderno y rechazar lo que constituye un lastre.

El profesional militar debía tener una sólida formación doctrinaria, teórica y práctica; moderna, y los buenos actos y conducta de este militar, así como su carrera, estar enmarcados en la normatividad de la institución castrense y las leyes del estado; y ser retribuida, pecuniariamente; y reconocida, a través de promociones, por el Estado; despertando en el miembro del ejército intereses colectivos. La suma de todo esto forja el ethos militar. FredericK Numm lo define así: “El profesionalismo militar es un estado, una condición con base en la educación y la experiencia, autoridad institucional autónoma, un sentido de la carrera y una misión de carácter partidario explícita”[6]


[1] Medina Montoya, Lourdes. Creación e Institucionalización del Ejército del Perú. El Ejército en la República: Siglo XIX . . Lima. CPHE, 2005. Pag. 76, 78.

[2] El Ejército de América a lo largo del siglo XVIII estuvo conformado por tres grandes efectivos: El primero era el ejército de dotación, compuesto por unidades fijas, de guarnición en las principales ciudades americanas, fundamentalmente defensivo, de idéntica estructura a las unidades peninsulares, pero cuya composición a nivel humano lo caracterizo como un ejército netamente americano; era el núcleo fundamental. Segundo, el ejército de refuerzo, también llamado en algunos momentos ejército de operaciones de Indias, compuesto por unidades peninsulares enviadas temporalmente al otro lado del mar como refuerzo de algunas plazas amenazadas de invasión. Por último, las milicias, conjunto de unidades regladas y de carácter territorial que englobaban al total de la población masculina de cada jurisdicción comprendida entre los 15 y 45 años; se les consideraba un ejército de reserva. En: Juan Marchena Fernández. Ejército y Milicias en el Mundo Colonial Americano. MAPFRE, Madrid, 1992.

[3] Prueba de ello son los intentos por mejorar este cuerpo militar con la creación de la Academia Militar del presidente Riva Agüero en 1823, el Colegio Militar del Gral Santa Cruz en 1826, en el que debían estudiar 16 jóvenes por Departamento de la Republica, la Escuela Militar del Gral Agustín Gamarra de 1830 a 1834, el Instituto Militar de 1850 a 1854 y el Colegio Naval y Militar de 1859 a 1867 del Mcal Ramón Castilla y el Colegio Militar del presidente Manual Pardo de 1872 a 1880. En Carlos Ríos Pagaza. Historia de la Escuela Militar del Perú. Lima, 1962.

[4] Comparemos algunos datos de Perú y Chile próximos al inicio de vida independiente: Perú, población en 1827, 1, 516, 963 habitantes con el 61.6% de población indígena. En Francisco Quiroz Chueca. De la Colonia a la República Independiente. Historia del Perú. Lima, LEXUS, 2000. Chile en 1835 tenia 1, 103,036 habitantes con el 4.6% de origen indígena. INE de Chile, www.ine.cl.

[5] Los estudiosos chilenos Alfredo Jocelyn y Holt Letelier autores del ensayo El peso de la noche; la otra cara del orden portaliano (1977) Manifiestan que en su país se establecieron gobiernos autoritarios pero que a la vez construían la modernidad con algunas de las ideas liberales. Del epistolario de Diego Portales exponen el siguiente texto tan sugerente: “El orden social se mantiene en Chile por el peso de la noche y porque no tenemos hombres sutiles, hábiles y cosquillosos: la tendencia casi general de la masa al reposo es la garantía de la tranquilidad pública…” (1832) El párrafo los lleva a pensar que la idea era separar la autoridad y el orden, del modelo o sistema político adoptado. Del peso de la noche de un orden estamental colonial que mantenía una administración en regular “paz”, se recrearía en la república el planteamiento del orden desde la élite para mantener la tradición. La soberanía popular era sinónimo de reposo, mansedumbre; un hecho residual del mismo orden. El corpus es más equilibrado y fue ordenado en 300 años. El Estado y sus leyes sólo complementan esta estructuración del orden social.

[6] Frederick M. Nunn. Perspectivas Históricas y Regionales Acerca de los Papeles Internos que Desempeñan Las Fuerzas Armadas de América Latina con Énfasis Especial en el Cono Sur. http://www.airpower.maxwell.af.mil/apjinternational/apj-s/4trimes99/nun.htm